Prensa Agrotime: En la actualidad muchas investigaciones han abordado los riesgos de los agroquímicos para las poblaciones de abejas de todo el mundo, debido a que estos insectos son vitales para la producción global de alimentos al ser los polinizadores de las tres cuartas partes de todos los cultivos. Las abejas promueven la polinización cruzada de vegetales por medio del transporte de polen de unas plantas a otras y así aumentan la diversidad genética de muchas especies y mejoran la producción de frutos y semillas

 

Estudios recientes ponen de manifiesto diversos riesgos para las poblaciones de algunas especies de abejas asociados al uso de substancias químicas aplicadas en los cultivos como práctica común para el control de insectos plagas y enfermedades, en este sentido muchos países en la Unión Europea por ejemplo han restringido el uso de los agroquímicos, debido a sus efectos nocivos para las abejas, entre otros problemas ambientales y para la salud, sin embargo en contraparte en Brasil, se ha aprobado el uso de casi 300 plaguicidas para una amplia gama de cultivos.

 

Pero ¿Cuáles son los agroquímicos nocivos para las abejas?

 

Los neonicotinoides son unos pesticidas más relevantes. Su nombre proviene de su similitud con la estructura química de la nicotina, el famoso estimulante utilizado en los cigarrillos. Los neonicotinoides son una familia de compuestos insecticidas, siendo los tres más conocidos el Imidacloprid, el Tiametoxam y la Clotianidina. También hay otros agroquímicos que se suelen utilizar, como el Acetamiprid, el Tiacloprid, el Dinotefuran y el Nitenpyram.

 

Desde su uso inicial en los noventa, los neonicotinoides han pasado a convertirse en uno de los insecticidas más empleados. Su popularidad, así como su eficacia, es una consecuencia de su versatilidad, puesto que la mayoría de los neonicotinoides aprobados pueden aplicarse mediante spray, con tratamiento de semillas o con aplicación directa al suelo.

 

Estos agroquímicos son eficaces contra una amplia gama de parásitos y todos actúan de una manera similar. Los neonicotinoides son insecticidas sistémicos, lo que significa que son solubles en agua por lo que pueden ser absorbidos por las plantas y distribuidos a través de sus tejidos. Cuando los insectos los ingieren, bloquean los receptores nicotínicos, impidiendo que el sistema nervioso central de los insectos reciba la acetilcolina, que es un neurotransmisor en numerosos organismos, incluidos los humanos. El efecto de este bloqueo para los neurotransmisores es la sobreestimulación, que lleva a la parálisis y generalmente a la muerte de los insectos.

 

Aunque los humanos y otros mamíferos también tenemos receptores de acetilcolina, los insecticidas no nos afectan con la misma gravedad que a los insectos, porque la estructura de sus receptores es diferente, provocando que en ellos el efecto sea mucho más pronunciado y pese a la efectividad y popularidad de los neonicotinoides, su uso está en entredicho en los últimos años.

 

Ahora bien, los pesticidas son solo uno de los varios factores identificados que afectan a las abejas en todo el mundo. Otros son la deforestación, urbanización, el cambio climático, cambios en el uso de la tierra, pérdida y reducción de hábitats, propagación de enfermedades, especies invasoras. El uso excesivo de agroquímicos en los campos está comprometiendo el futuro de las abejas, desencadenando consecuencias que pueden ir más allá de los aspectos ambientales. Se estima que el 75 por ciento de la alimentación humana depende directa o indirectamente de la acción de los insectos polinizadores.

 

La disminución de los servicios ecosistémicos proporcionados por los polinizadores como las abejas puede desencadenar muchos impactos negativos, como la pérdida del valor económico de los cultivos. Los investigadores advierten que ello puede conducir a un impacto social significativo debido a la falta de alimentos y a la disminución y extinción de varias especies de plantas. Por lo que hay sectores en el mundo que todavía no reconocen el valor de los polinizadores en la producción de alimentos y su relevancia para la diversidad de los paisajes agrícolas.

 

Una vez indicado el negativo efecto de los agroquímicos en las especies de abejas es importante tomar en cuenta la implementación de tácticas de control en los programas de manejo integrado de plagas, para que se reduzca el número de plaguicidas que se aplican a los cultivos, así mismo subrayar acciones gubernamentales a fin de vigilar el uso correcto de los productos de protección a los cultivos y la deforestación además de invertir más en investigaciones que evalúen el grado de dependencia de los cultivos directamente relacionados con la nutrición humana por parte de los polinizadores y la evaluación de los impactos de los pesticidas en esos organismos.

Fuente: Jesús Mosquera Foto: Archivo

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