Prensa Agrotime: La reproducción de muchas especies botánicas en el mundo depende directamente de la polinización para su supervivencia. Las abejas como agentes polinizadores realizan esta labor utilizando el polen y el néctar de las flores para alimentarse o para producir miel, por lo que a la vez que se alimentan y recolecta polen de los estambres de las plantas, transfiriendo de esta manera semillas. Este tipo de relación, es un claro ejemplo de dependencia simbiótica, es decir ellas realizan su actividad natural para su alimentación pero a la vez aporta al ecosistema la posibilidad de propagar distintas especies vegetales. Las abejas son los polinizadores más conocidos; permiten que las plantas se reproduzcan, incluyendo aquellas que componen más de un tercio de la producción mundial alimentos. Son un aporte invaluable a la agricultura y son un indicador de la salud del medio ambiente, reflejando la diversidad biológica.

 

            ¿Qué pasaría si no existieran las abejas?

Alimentos como papas, cebollas, fresas, coliflor, pimiento, café, calabazas, zanahorias, manzanas, girasoles, almendras, tomates y cacao desaparecerían de nuestras dietas, por lo que un mundo sin polinizadores sería un mundo sin diversidad de alimentos, y a largo plazo, sin seguridad alimentaria posiblemente.

 

La polinización es uno de los servicios ecosistémicos más visibles y que hacen posible la producción de alimentos; fomentar la existencia comunidades sanas de polinizadores (labor que realizan también las mariposas, escarabajos, pájaros, murciélagos, mosquitos y otros animales) implica asegurarles la diversidad de hábitats, así como apoyar las prácticas agrícolas tradicionales que los beneficien.

 

Durante siglos, esta pequeña trabajadora a rayas ha operado en los campos de todo el mundo sin apenas obtener reconocimiento por su valiosa contribución a la producción de alimentos. Las abejas silvestres, en particular, parecían condenadas a realizar el trabajo duro a la sombra de su pariente más popular la abeja melífera  cuya labor de producir un néctar dorado la miel es mucho más visible y reconocida y al hacerlo, pueden tener un papel clave para mejorar la producción de unos 2 000 millones de pequeños campesinos en todo el mundo y garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de la creciente población del planeta.

En un estudio de campo coordinado por la FAO, científicos compararon 344 parcelas en África, Asia y América Latina y llegaron a la conclusión de que los rendimientos fueron notablemente más bajos en los terrenos agrícolas que atrajeron a un menor número de abejas durante la temporada principal de floración, que en las parcelas que recibieron más visitas.

Visitas Florícolas de las polinizadoras

Al comparar explotaciones de menos de 2 hectáreas, los resultados sugieren que las de menos rendimiento podrían aumentarlo en una media del 24 por ciento, atrayendo a un mayor número de polinizadores. La investigación analizó también parcelas más grandes y concluyó que, aunque se beneficiaron de más visitas de polinizadores, el impacto en los rendimientos fue menos importante que en los terrenos más pequeños, probablemente porque a muchas abejas les resulta difícil abarcar campos extensos, lejos del hábitat donde anidan. En este sentido, la diversidad de abejas, con diferentes capacidades de vuelo, puede ser la solución. Ello sugiere que la diversidad de abejas ofrece beneficios tanto para los pequeños agricultores en los países en desarrollo, como para las grandes explotaciones.

            La investigación se produce en un momento en que las abejas silvestres están amenazadas por diversos factores como el cambio climático y cuando las poblaciones de abejas criadas no pueden abarcar el creciente número de tierras con cultivos dependientes de la polinización, dado que no todos los cultivos alimentarios necesitan ser polinizados.  Por ejemplo, el arroz, el trigo y las papas sobrevivirían, pero muchos de los alimentos muy nutritivos y ricos en micronutrientes como las frutas, algunas hortalizas, semillas, frutos secos y aceites, desaparecerían si no hubiera polinizadores. El 75% de los cultivos alimentarios del mundo, como las manzanas, el café o los arándanos, deben su existencia a los polinizadores.

Una sola abeja melífera suele visitar unas 7 000 flores al día y se necesitan cuatro millones de visitas para producir un kilo de miel. Cada abeja forma parte de un equipo que trabaja para contribuir al crecimiento y productividad de su colmena recolectando la máxima cantidad posible de polen, polinizando al mismo tiempo numerosas especies de plantas. Las plantas polinizadas adecuadamente producen frutas y hortalizas más grandes, uniformes y sabrosas, por lo que si una planta no se ha polinizado adecuadamente produce frutas y hortalizas deformes o blandas.

Fuente: Prensa Agrotime Foto: Archivo

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