En el mundo hay 500 millones de agricultores familiares, dicha actividad es la forma de organización social de la producción agraria más importante del planeta y también la más sostenible, pues su capacidad de adaptación a diferentes contextos históricos, sociales, culturales, políticos y económicos es inmensa. Sin embargo, su importancia suele ser subvalorada en las sociedades modernas, y más aún las que aspiran a la modernidad. La agricultura familiar es aquella en la que la familia posee directamente un predio y sus miembros son la principal fuerza laboral, aunque pueda emplear ocasionalmente mano de obra contratada. Suele tener un acceso muy limitado al suelo por lo que el término ‘pequeña agricultura’ encaja en buena medida con el de agricultura familiar y a otros recursos naturales, como el agua, servicios financieros y no financieros necesarios para optimizar la producción.
El 2014 fue decretado por la FAO como internacional de la agricultura familiar, aquella de pequeña escala y que emplea y da sustento a la familia campesina. La FAO la reconoció como una actividad indispensable para la seguridad alimentaria de los países, la generación de empleo y la preservación de las culturas y el medio ambiente. Si bien puede ser tan antigua como la agricultura misma, en los últimos años ha sido un tema que ha cobrado relevancia en la academia y la política.
¿Por qué es importante la agricultura familiar?
El término es nuevo como categoría política, porque como práctica es muy antigua. La agricultura tiene de 10.000 a 12.000 años de historia y ha sido esencialmente manejada por familias y comunidades. Lo nuevo es que hoy es muy difícil producir sólo para autoconsumo, sin vinculación a los mercados. La agricultura familiar como categoría política intenta sacar a los productores de esa situación de marginalidad y proyectarse a un escenario mundial para que no sólo contribuyan a adaptar la agricultura al cambio climático, mayores niveles de seguridad y soberanía alimentaria, preservación de la cultura y semillas, sino para que sea la oportunidad de algunas familias para salir de la pobreza, reconociendo su labor y características.
La agricultura familiar ofrece una oportunidad única para garantizar la seguridad alimentaria, mejorar los medios de vida, gestionar mejor los recursos naturales, proteger el medio ambiente y lograr un desarrollo sostenible, en especial en las zonas rurales. Gracias a su sabiduría y cuidado de la tierra, los agricultores familiares son los agentes de cambio que se necesita para lograr el Hambre Cero, un planeta más equilibrado y resiliente, y alcanzar los “Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
Cuando hablamos de alimentar el planeta, nadie merece más reconocimiento que los agricultores familiares. No solo producen la mayor parte de la comida del mundo, sino que, además, proporcionan alimentos que mantienen su salud y la de sus habitantes. El lanzamiento del Decenio de Agricultura Familiar de la ONU (2019-2028) es un paso fundamental en el avance de la agricultura familiar y en la consolidación del importante papel de los agricultores familiares en la definición de nuestro futuro. Es el momento de celebrar su contribución y agradecer su lucha para llamar la atención sobre el papel de los agricultores familiares en la alimentación y la nutrición del planeta.
¿Quiénes son considerados participantes de la agricultura familiar?
Son pequeños agricultores, familias de pescadores, habitantes de las montañas y los bosques, pastores y otras personas rurales que trabajan en la tierra pero hacen mucho más: crean empleos, dentro y fuera de sus granjas y hacen crecer las economías rurales. Conservan y restauran la biodiversidad y los ecosistemas, y utilizan métodos de producción que pueden ayudar a reducir o evitar los riesgos del cambio climático. Aseguran la sucesión de conocimiento y tradición de generación en generación. Así, producen alimentos saludables, nutritivos, diversos y culturalmente apropiados. Para poder seguir haciéndolo en una era de cambios rápidos y numerosos desafíos